16 de mayo de 2011

Una mosca cojonera.

"It is organization which gives birth to the domination of the elected over the electors, of the mandataries over the mandators, of the delegates over the delegators. Who says organization says oligarchy."

Robert Michels

Reconozco que uno de mis deportes favoritos es entrar al trapo. A veces, incluso por encima del tenis y del fútbol. Y admito que me encantan las causas perdidas. 

Ahora que ya me he confesado, puedo entrar en harina... o en política. Ya que como todos saben, odio la cocina. 

Hace unos días, discutía con un buen amigo sobre los partidos políticos y el poder que ellos o sus líderes tienen en las Administraciones Públicas. Y aprovechando que vivo en Bonn, me acordé de Robert Michels: un sociólogo alemán, nacido a escasa media hora del lugar desde el que escribo estas líneas y que se hizo muy famoso por una obra titulada Los Partidos Políticos

En este libro, Robert Michels enuncia "la ley de hierro de la oligarquía". En primer lugar, las organizaciones se hacen cada vez más grandes, se burocratizan y se va creando una clase privilegiada de individuos con mayor conocimiento sobre cómo resolver los problemas que se presentan. Poco a poco van formando la elite. En segundo lugar, se plantea una disyuntiva entre la democracia interna y la eficiencia. Se va pergeñando la idea de que para que la organización sea eficiente, se necesita un liderazgo fuerte, que está reñido con la democracia interna. Y en tercer lugar, las masas son apáticas, incapaces de resolver sus problemas y necesitan un líder. Por tanto, la función de las masas sería elegir cada cierto tiempo a sus líderes.

Este autor llega a la conclusión de que todas las organizaciones se vuelven oligárquicas, tanto en las autocracias como en las democracias. El gobierno siempre estará en manos de una minoría y las masas sólo pueden, de vez en cuando, cambiar a un líder por otro.  Las organizaciones políticas dejan de ser un medio para conseguir objetivos y se convierten en un fin en sí mismas, donde el liderazgo anula la democracia. 

Esta semana los ciudadanos celebran la mal llamada "fiesta de la democracia" y muchos se preguntan para qué sirve un voto. 

Realmente, ¿qué elegimos el domingo? 

¿Elegimos un líder? ¿Elegimos un proyecto? ¿Elegimos una idea? ¿Elegimos un partido que controlará la Administración Pública en los próximos cuatro años? ¿Elegimos un sistema político? 


Y mientras tanto siguen llegando cartas y panfletos de colores de algún amigo que se ha acordado de nosotros.


¿Legitima nuestro voto que sólo seamos ciudadanos una vez cada cuatro años?

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